Según muchos economistas y científicos, más que reformas, es la sociedad, el comportamiento, la ética, la cultura, en otras palabras, la naturaleza de los ciudadanos de un país las que dictan la riqueza o pobreza.
Gregory Palms, en su libro "Historia de la economía mundial", afirma estar de acuerdo con la teoría de que la cultura de los ciudadanos hace crecer o derrumbar a los países. Dice que la pobreza mundial siempre será semipermanente.
Pese al crecimiento mundial y a la explosión de la demanda de recursos primarios, algunas sociedades no la aprovechan porque sus valores son conformistas y en algunas hasta autodestructivas. Para crecer no solo se necesitan reformas económicas sino un cambio en la sociedad. Muchas sociedades impulsan el crecimiento, porque este es parte de la naturaleza de las personas, de la cultura. Otras sociedades enseñan el estancamiento, la conformidad, la envidia, la corrupción. Esto hace que la diferencia de los países ricos y pobres siempre crezca más.
Otro tema es el de la migración. ¿Qué causa las migraciones de personas de un país a otro?, que algunos ciudadanos creen que pueden rendir más en sociedades positivas que en estancadas o negativas. Entonces los ciudadanos migrantes ayudan más a los países más ricos.
Un ejemplo: Japón y China e Inglaterra y Estados Unidos. En unas la paciencia, el trabajo duro, la ingenuidad; en las segundas la innovación, la educación, la productividad, y todo esto favorecía a la economía.
En resumen, mientras a otras culturas les faltaba más de uno de estos instrumentos para progresar a otras les sobraba. En las culturas más avanzadas, el progreso, la educación, la innovación, etc., son parte de su cultura.
El capitalismo puede producir mucha riqueza, pero para que funcione no solo se necesita de reformas y buen manejo económico. Se necesita mejor infraestructura, comunicación, logística, pero sobre todo tiene que haber una sociedad culta, trabajadora, que quiera progresar, que siga las leyes, que quiera y sepa cómo adoptar nuevas reformas.
Las naciones se han levantado o se han caído casi siempre por sí mismas. Sociedades dominadas con valores e ideologías sociales, económicas y políticas positivas, han formado cualidades e idiosincrasias que se necesitan para progresar como sociedad.
El progreso económico requiere también tolerancia de la sociedad al cambio, tolerancia a la adaptación, a la diferencia, tomar algunos riesgos, y algo de fe en la sociedad. Una buena noticia es que, con campañas de aprendizaje para la sociedad, lentamente se pueden cambiar el comportamiento y los valores de los ciudadanos. Es un proceso lento, pero es mucho mejor que hacer nada.
Las reformas económicas y políticas ayudan a cualquier país, pero la sociedad al final es la que decide adoptar esas ideas, es la que hace que el país prospere. La cultura de una sociedad hace al país.
Sebastián Piazza