Indignación en Argentina por una pared divisoria. El muro que separa a dos poblaciones, una rica y otra pobre, de la provincia Buenos Aires, causó revuelo. De hecho lo que se había construido del muro fue derribado por un grupo de indignados vecinos.
Su construcción fue impulsada por el intendente de la Municipalidad San Isidro, a unos 30 kilómetros al norte de la capital argentina. Vecinos del municipio San Fernando y camioneros tumbaron la pared a mazazos. Un juez había frenado la construcción, pero pidió más policías.
Al igual que en Caracas, la delincuencia hace estragos en Buenos Aires. El polémico muro que la Municipalidad de San Isidro levantó en su límite con el municipio de San Fernando para, supuestamente, bloquear el ingreso de delincuentes, quedó reducido a escombros.
A mazazo limpio, vecinos e integrantes del gremio de Camiones lo destruyeron.
Además, la Justicia impidió su construcción, pero también le ordenó al gobierno bonaerense que lleve más policías a San Isidro.
La obra del muro, una idea del intendente sanisidrense Gustavo Posse, comenzó el martes, en la calle Uruguay. Iba a tener originalmente 800 metros, pero luego Posse dijo que sólo serían 250. Y dividiría el humilde barrio de Villa Jardín, en San Fernando, de La Horqueta, uno de los barrios ricos de San Isidro.
Su construcción levantó críticas unánimes y un fuerte enfrentamiento político entre Posse y el kirchnerismo. Los vecinos denunciaron discriminación, la Provincia afirmó que no lo iba a permitir, y la presidenta Cristina Kirchner dijo que era una “involución”. Pero Posse, ahora alejado de los K, insistió con el paredón de tres metros de cemento y rejas.
El miércoles, algunos vecinos habían derribado una parte. Pero llegaron los demoledores. Según voceros de San Isidro, “seis integrantes del gremio de Camioneros bajaron de un Volkswagen Polo con mazas y fueron a voltear el muro, mientras la Policía los miraba. La patente es FTQ693 y confirmamos que pertenece al Sindicato de Camioneros. Por eso presentamos una denuncia penal por destrucción de bienes públicos”.
Las imágenes televisivas mostraron que, efectivamente, cerca de las 10 varias personas con gorras y camperas con los logos del gremio de Camioneros -liderado por el kirchnerista Hugo Moyano-demolieron el muro junto a vecinos. “Somos recolectores de residuos, vivimos acá. Esto no tiene nada que ver con el gremio. Que Posse no discrimine a los pobres”, dijeron los del sindicato.
Casi al mismo tiempo, el juez de menores Fernando Ribeiro Cardadeiro, de los Tribunales de San Isidro, otorgó una medida cautelar pedida por vecinos y el municipio de San Fernando y ordenó frenar la obra. Pero también le pidió a la Policía de la zona norte que “destaque mayor cantidad de móviles y personal policial” en Villa Jardín.
Posse confirmó que suspendía la obra provisoriamente. En un comunicado informó que lo hacía “ante la instancia judicial y por los hechos de violencia provocados por miembros de organizaciones sindicales y piqueteras”.
Pero agregó que “por la memoria de las víctimas del delito y el conjunto de los vecinos que día a día salen de sus hogares atemorizados” esperaba que la Provincia cumpliera con su palabra de garantizar la seguridad. En otro comunicado, sostuvieron que algunas ONG vecinales apoyaban el muro.
Más tarde, Alberto Pérez, jefe de Gabinete del gobernador Daniel Scioli, afirmó que el muro “fue una medida discriminatoria, inconsulta y con argumentos falaces”.
La Provincia ya había amenazado con impedir su construcción. Pérez agregó que habían destinado a San Isidro “mas de 200 efectivos policiales”. Y anoche insistieron con que Villa Jardín no es una zona crítica en materia de inseguridad, lo que hace pensar que no enviarán más policías, como lo pidió la Justicia.
Un dardo hacia la Iglesia
El ministro de Justicia Aníbal Fernández dijo que el muro era “un gesto horrible”, pero agregó: “Me gustaría también que la Iglesia diga lo suyo, porque monseñor Jorge Casaretto (el obispo de San Isidro), que nunca ha tenido pelos en la lengua, en esto no ha aparecido”.
El que salió a hablar fue el vicepresidente segundo del Episcopado, José María Arancedo.
Expresó que “un muro no soluciona nada y a futuro endurece las relaciones sociales y son gestos muy malos”. El propio cardenal Jorge Bergoglio, titular del Episcopado, fue consultado sobre el muro, pero se limitó a decir: “No conozco a fondo los hechos. Pero hay que seguir luchando por la seguridad”.
Otros países del mundo también han planteado la construcción de muros para dividir y supuestamente evitar hechos de violencia: Estados Unidos (EE.UU.) con su famoso muro en la frontera con México e Israel, con su pared de hormigón que separa a asentamientos judíos de poblaciones palestinas.
Los Andes
La obra del muro, una idea del intendente sanisidrense Gustavo Posse, comenzó el martes, en la calle Uruguay. Iba a tener originalmente 800 metros, pero luego Posse dijo que sólo serían 250. Y dividiría el humilde barrio de Villa Jardín, en San Fernando, de La Horqueta, uno de los barrios ricos de San Isidro.
Su construcción levantó críticas unánimes y un fuerte enfrentamiento político entre Posse y el kirchnerismo. Los vecinos denunciaron discriminación, la Provincia afirmó que no lo iba a permitir, y la presidenta Cristina Kirchner dijo que era una “involución”. Pero Posse, ahora alejado de los K, insistió con el paredón de tres metros de cemento y rejas.
El miércoles, algunos vecinos habían derribado una parte. Pero llegaron los demoledores. Según voceros de San Isidro, “seis integrantes del gremio de Camioneros bajaron de un Volkswagen Polo con mazas y fueron a voltear el muro, mientras la Policía los miraba. La patente es FTQ693 y confirmamos que pertenece al Sindicato de Camioneros. Por eso presentamos una denuncia penal por destrucción de bienes públicos”.
Las imágenes televisivas mostraron que, efectivamente, cerca de las 10 varias personas con gorras y camperas con los logos del gremio de Camioneros -liderado por el kirchnerista Hugo Moyano-demolieron el muro junto a vecinos. “Somos recolectores de residuos, vivimos acá. Esto no tiene nada que ver con el gremio. Que Posse no discrimine a los pobres”, dijeron los del sindicato.
Casi al mismo tiempo, el juez de menores Fernando Ribeiro Cardadeiro, de los Tribunales de San Isidro, otorgó una medida cautelar pedida por vecinos y el municipio de San Fernando y ordenó frenar la obra. Pero también le pidió a la Policía de la zona norte que “destaque mayor cantidad de móviles y personal policial” en Villa Jardín.
Posse confirmó que suspendía la obra provisoriamente. En un comunicado informó que lo hacía “ante la instancia judicial y por los hechos de violencia provocados por miembros de organizaciones sindicales y piqueteras”.
Pero agregó que “por la memoria de las víctimas del delito y el conjunto de los vecinos que día a día salen de sus hogares atemorizados” esperaba que la Provincia cumpliera con su palabra de garantizar la seguridad. En otro comunicado, sostuvieron que algunas ONG vecinales apoyaban el muro.
Más tarde, Alberto Pérez, jefe de Gabinete del gobernador Daniel Scioli, afirmó que el muro “fue una medida discriminatoria, inconsulta y con argumentos falaces”.
La Provincia ya había amenazado con impedir su construcción. Pérez agregó que habían destinado a San Isidro “mas de 200 efectivos policiales”. Y anoche insistieron con que Villa Jardín no es una zona crítica en materia de inseguridad, lo que hace pensar que no enviarán más policías, como lo pidió la Justicia.
Un dardo hacia la Iglesia
El ministro de Justicia Aníbal Fernández dijo que el muro era “un gesto horrible”, pero agregó: “Me gustaría también que la Iglesia diga lo suyo, porque monseñor Jorge Casaretto (el obispo de San Isidro), que nunca ha tenido pelos en la lengua, en esto no ha aparecido”.
El que salió a hablar fue el vicepresidente segundo del Episcopado, José María Arancedo.
Expresó que “un muro no soluciona nada y a futuro endurece las relaciones sociales y son gestos muy malos”. El propio cardenal Jorge Bergoglio, titular del Episcopado, fue consultado sobre el muro, pero se limitó a decir: “No conozco a fondo los hechos. Pero hay que seguir luchando por la seguridad”.
Otros países del mundo también han planteado la construcción de muros para dividir y supuestamente evitar hechos de violencia: Estados Unidos (EE.UU.) con su famoso muro en la frontera con México e Israel, con su pared de hormigón que separa a asentamientos judíos de poblaciones palestinas.
Los Andes
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