La tierra fértil es en tiempos de crisis alimentaria y financiera un activo estratégico, el bien más codiciado por gobiernos y multinacionales. China, Bahréin, Kuwait, Omán, Qatar, Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos, Japón, Malasia o Corea del Sur están negociando acuerdos para comprar miles de hectáreas agrícolas en África, Asia y Latinoamérica.
Aunque suene a paradoja, los pueblos pobres darán de comer a los ricos. Diferentes ONG denuncian que países que se están quedando sin tierras de cultivo o que dependen de las importaciones para alimentar a su población deslocalizan la producción agraria fuera de sus fronteras apropiándose de tierras en las zonas más pobres del planeta: de Uganda a Madagascar o Laos.
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