Una vez un padre de familia acaudalada llevo a su hijo a un viaje por el campo, con el propósito de que este viera cuan pobre era la gente del campo, que comprendiera el valor de las cosas y lo afortunados que eran ellos.
Estuvieron por espacio de un día y una noche completos en una granja de una familia campesina muy humilde. Al concluir el viaje y de regreso a casa el padre le preguntó a su hijo:
-¿Qué te pareció el viaje?
-¿Qué te pareció el viaje?
-Muy bonito Papá.
-¿Vistes que tan pobre y necesitada puede ser la gente?
-si!!!!!!
- y que aprendiste?
-Vi que nosotros tenemos un perro en casa, ellos tienen 4. Nosotros tenemos una piscina de 25 metros, ellos tienen un riachuelo que no tiene fin. Nosotros tenemos unas lámparas importadas en el patio, ellos tienen las estrellas. Nuestro patio llega hasta la barda de la casa, el de ellos tiene todo un horizonte. Especialmente papá, vi que ellos tienen tiempo para conversar, y convivir con la familia, tu y mi mamá tienen que trabajar todo el tiempo y casi nunca los veo.
Al terminar el relato, el padre quedo mudo y su hijo agregó.
-Gracias Papa por enseñarme lo rico que podríamos llegar a ser.
Esta familia que era rica materialmente, pero no era rica espiritualmente, el tener comodidades no te garantiza tener una vida feliz, debemos de apartar un espacio para convivir con nuestra familia y gozar los momentos guiados de la mano de Jesús, ya que es él quien puede darnos paz y amor para con otras personas, llenémonos del amor de Dios y compartamoslo con los demás, amar es compartir, comparte con los tuyos.
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