lunes, 27 de septiembre de 2010

PNUD indica que crece pobreza urbana en el país


  • En Venezuela la desigualdad se acentúa en servicios como agua y vivienda

Un informe del organismo internacional señala que 19,8% de la población en la Gran Caracas es pobre (Vicente Correale/Archivo)
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) señala en el Informe Regional sobre Desarrollo Humano para América Latina y el Caribe que la pobreza urbana en Venezuela se situó en 19,8% en 2006, lo que representa un incremento desde la tasa de 7,1% que se registraba en el año 1989.

El dato, el último disponible por el organismo internacional, se refiere a la población urbana que está asentada en la Gran Caracas, al menos en el caso de Venezuela.

El indicador, tras años de variaciones irregulares, comenzó a subir a partir del año 1998 hasta que alcanzó el pico de 38,2% en 2004, luego de lo que comenzó a descender.

El PNUD presentó por primera vez este informe en el que alerta sobre el sostenimiento en los niveles de desigualdad en la región latinoamericana, los más altos del mundo.

"Parecería que hasta ahora los altos niveles de desigualdad, salvo por algunas variaciones, han sido relativamente inmunes a las estrategias de desarrollo aplicadas en la región", destaca el documento.

El reporte del organismo intenta reflejar las diferentes aristas en el tema de la desigualdad en América Latina.

Si bien en Centroamérica se presentan las peores oportunidades de vida para la población de menos ingresos, existen otras naciones donde la situación es apenas más favorable, como Bolivia y Brasil.

Si bien Venezuela no alcanza los mejores niveles de la región latinoamericana, al menos está en mejores posiciones que otros países.

No obstante, la desigualdad en el acceso a condiciones de vida dignas presenta resultados mixtos. La falta de acceso al agua potable en las viviendas y la construcción de hogares con materiales de baja calidad afectan mucho más al 20% más pobre de la población que igual porcentaje de los más ricos.

Por ejemplo, con el tema del agua en Venezuela 82,1% de los pobres logran tener el líquido en sus hogares. Cuando se observa el porcentaje de viviendas de la población con mayores recursos económicos, se puede apreciar que 96,9% cuenta con conexión a acueductos.

De tal manera, la brecha entre ambos grupos sociales se ubicó en 14,8 puntos porcentuales, de acuerdo a lo que refleja el informe anual del PNUD.

En lo que respecta al tema de viviendas, el organismo señaló que 17,8% de los hogares del quintil más pobre de la población estaban construidos con materiales de baja calidad, mientras que apenas 2,6% de los más ricos se vieron afectados por esta situación.

En temas como el acceso al tendido eléctrico, la brecha entre pobres y ricos disminuye, pues registran niveles similares. 98,4% de los más pobres accedían a la electricidad, mientras que la tasa entre los más ricos del país se situó en 99,7%.

Suhelis Tejero Puntes
EL UNIVERSAL

El desafío es derrotar la pobreza

Bernardo Kliksberg

A pesar de la crisis la humanidad tiene un potencial gigantesco y una base científico-tecnológica formidable. Sin embargo, su organización social básica ha demostrado ser ineficiente, y sesgada hacia unos pocos. Si se persiste en políticas que signifiquen "más de lo mismo", los próximos 50 años pueden ver crecer la exclusión y la pobreza Los países pobres, y ricos, serán entonces extremadamente peligrosos, y la calidad de vida caerá verticalmente para todos

Freddy Henriquez

La Universidad de la ONU midió la distribución de los patrimonios del mundo. El 10% más rico, concentrado en 20 países, tiene 85% del capital. El 50% más pobre, 1%.


Las diferencias de ingresos entre el 20% más rico, y el 20% más pobre eran de 20 a 1 en 1960, subieron a 60 a 1 en 1990, y se elevaron a 74 a 1 en 1997.

Estas brechas se expresan finalmente en la esperanza de vida. En los países ricos está cercana a los 80 años, en los más pobres, apenas a los 50 años.

La ONU ha destacado que "las desigualdades globales en ingresos, y standards de vida, alcanzan proporciones grotescas".

Resalta Somavia (Director OIT) sobre la crisis actual que "el tema central es el crecimiento de la desigualdad". Ya advirtió Koffi Annan "Sin una medida de solidaridad ninguna sociedad puede ser estable. No es realista pensar que algunas personas puedan derivar grandes beneficios de la globalización, mientras millones de otras son dejadas al margen o arrojadas a la pobreza abyecta".

El 2009 encuentra al género humano con una explosión tecnológica excepcional. Al mismo tiempo con asimetrías agudas que impiden el acceso de la mayoría a los enormes beneficios de las nuevas tecnologías, y a los bienes más básicos. La crisis en curso, agrava estos problemas.

La situación confronta al planeta con muy exigentes desafíos. El modo en que se enfrenten determinará lo que será el mundo 50 años después. Entre los más importantes:

a.) Es imprescindible volver a integrar ética y economía

Explicando las causas del desplome de la economía americana dice Obama: "Nuestra economía se ha debilitado enormemente como consecuencia de la codicia y la irresponsabilidad de algunos". Se refería a factores como la falta de ética en las políticas públicas que dejaron de proteger el interés colectivo dejando sin regulaciones mercados claves como los financieros, a los operadores económicos que especularon salvajemente, a los altos ejecutivos que llevaron a riesgos extremos sistemáticos a sus bancos y Fondos para obtener los mayores ingresos personales. Todo ello fue legitimado por una ortodoxia económica, que escinde la ética de la economía, presentando a esta última como un mero proceso técnico. La falta de orientación, y control ético de los mercados y de la economía la llevó a lo que el Primer Ministro francés Fillon llamó "un capitalismo de casino" donde unos pocos jugaron con los ahorros de todos.

Volver a una economía regulada por la ética como aparece en las encíclicas de Juan XXIII será un desafío central para el próximo medio siglo.

b.) Los niveles de pobreza actúales son inadmisibles

Las revoluciones en ciencia y tecnología han generado instrumentos productivos inéditos, desde la biotecnología, hasta el Internet. El mundo podría hoy producir alimentos para el doble de su población actual, y satisfacer las necesidades básicas de todos. Sin embargo, más de 900 millones tienen hambre, 1.200 millones carecen de agua potable, 2.600 millones no tienen instalaciones sanitarias, y 2.000 millones no tienen electricidad.

Cada año mueren 10 millones de niños por causas evitables, y 500.000 madres de los países pobres durante el embarazo o el parto. Mientras que en Noruega muere una madre cada 14.000 partos, en América Latina es una cada 160.

Por todo ello, ha planteado el Diálogo Mundial de las Religiones sobre el Desarrollo: "todas las religiones ven a la extrema pobreza en el mundo actual como una ofensa a la Humanidad, y una ruptura de la confianza con la familia humana".

c.) Las altas desigualdades son una traba un fundamental al desarrollo. Las enormes brechas entre los países y a su interior impiden el desarrollo. Los países pobres pierden anualmente por el proteccionismo de los países ricos, más de 800.000 millones de dólares.

Por otra parte, aunque un país pobre crezca si es muy desigual los efectos del crecimiento no llegan a la mayor parte de la población.

El siglo XXI debería ser el siglo en donde la Humanidad que derrotó en siglos anteriores la esclavitud, y generalizó los derechos humanos, dé la batalla contra las grandes inequidades.

d.) Enfrentar el deterioro medio ambiental

A pesar de la crisis, el planeta debe encarar cuanto antes a fondo el creciente desequilibrio ecológico. Las graves previsiones del panel premio Nobel integrado por 2.000 científicos de 130 países, están siendo sobrepasadas por los hechos. El agregado de gases contaminantes a la atmósfera ha sido en esta década mayor aun a los 90. Ya los países pobres están inmersos en los desequilibrios. En los últimos años mientras sólo de 1 de cada 1.500 habitantes de países ricos fue impactado por ellos, en los países pobres fue 1 de cada 19.

Enfrentar estos y otros desafíos críticos, requiere construir un modelo económico de nuevo cuño, centrado en la equidad, y la inclusión. Un modelo donde todas las personas puedan ser productoras y consumidoras.

Para ello será necesario fijar nuevas reglas de juego en la economía mundial que promuevan el desarrollo de los países más pobres, e incrementen sustancialmente la solidaridad internacional. Por otro lado, diseñar políticas públicas activas, transparentes, bien gerenciadas, de alta calidad, regular los mercados, desarrollar la responsabilidad social empresarial, vigorizar la sociedad civil, la participación del ciudadano, el control social, procurar amplias concertaciones entre Estado, empresas y sociedad civil.

A pesar de la crisis la Humanidad tiene un potencial gigantesco, y una base científico-tecnológico formidable. Sin embargo, su organización social básica ha demostrado ser totalmente ineficiente, y sesgada hacia unos pocos. Si se persiste en políticas que signifiquen "más de lo mismo", los próximos 50 años pueden ver crecer la exclusión, la pobreza, las inequidades, y con ellos las guerras, la inseguridad, la xenofobia, y el racismo.

En este escenario, los países pobres, y ricos, serán entonces extremadamente peligrosos, y la calidad de vida caerá verticalmente para todos.

Si los desafíos son enfrentados con perspectivas y políticas que atiendan a los llamados por justicia social, equidad, acceso universal a las oportunidades, que están contenidos en la sabiduría espiritual más antigua del género humano, el escenario será de mucho mayor simetría entre los países y a su interior, y en definitiva de mayor acceso a la felicidad.

El autor ha sido distinguido con los Doctorados Honoris Causa de la Universidad Simón Bolívar de Venezuela, y de la Universidad Rey Juan Carlos de España.

EL UNIVERSAL

Venezuela: rico país pobre

Angel García Banchs //

Todavía hoy, un alto porcentaje de venezolanos cree que Venezuela es un país rico porque tiene petróleo y que, por tanto, los ranchos, la necesidad y la miseria serían esencialmente el producto de un problema asociado a la repartición de la torta petrolera, torta que si un justiciero o mesías repartiese igualitariamente entre todos los venezolanos sería capaz de acabar por sí sola con nuestras carencias.

Mientras el problema de los políticos y los ciudadanos sea a quién, cuándo, cuánto y cómo repartir la torta petrolera, en lugar de cómo hacer, o cómo ingeniársela para expandir la producción no petrolera, Venezuela seguirá siendo económicamente pobre. La razón es muy sencilla, pero, aun así, no queremos entenderla: el petróleo por sí solo genera casi todas las divisas que utilizamos para importar y efectuar pagos al exterior, pero (dicho grosso modo) no genera empleo; es por ello que somos pobres.

Podemos con el petróleo importar, viajar, comprar bienes, servicios, activos reales y financieros en el exterior, pero no podemos generar con él siquiera el 1% de los empleos que tanto reclama el país. Es por esta razón que somos un país pobre en lo económico. Un simple ejercicio puede confirmarlo: en promedio, nuestras exportaciones petroleras por persona no alcanzó siquiera en el 2008 los 280USD$ (o aproximadamente 600Bs.F) mensuales, monto este que posiblemente este año llegue a la mitad.

El lector, para corroborarlo, puede tomar la cifra de exportaciones petroleras del 2008 publicada por el BCV (87.443USD$ millones), dividirla entre 26 millones de personas y, posteriormente, entre 12 meses que conforman un año. Los resultados demuestran claramente lo pobre que somos en promedio. Engañar al pueblo venezolano con que somos ricos ha sido tarea de los políticos del pasado, incluida la actual administración.

Haciéndonos pensar que lo somos, los políticos han logrado que muchos hayan creído que nos merecemos todo sin mayor esfuerzo, y que podemos depender absolutamente del Estado a quien no debemos pagar impuestos. Es que el gran temor de los políticos ha sido que paguemos impuestos al Estado, pues saben que cuando lo hagamos exigiremos que nos rindan cuentas en vez de rogarles para que nos den dádivas o petro-limosnas.

La tarea de la clase política venezolana ha sido arrodillar al ciudadano frente al Estado, tal y como si fuésemos sus súbditos. Más aún, nos han hecho pensar que no pagando impuestos los vivos o beneficiados somos nosotros, cuando en realidad estamos perdiendo gran parte de nuestros derechos, y canjeando nuestros votos por sus limosnas.

Venezuela es pobre; es muy pobre. ¡Basta ya de engañarnos! Estamos inmersos en una discusión de pendejos; hemos caído en la trampa. Nuestra discusión no debería ser si repartimos el ingreso petrolero entre chavistas o no chavistas, entre los del PSUV o los de la oposición, entre este grupo o este otro, sino, repito, cómo hacer para expandir la producción y exportaciones no petroleras.

No se trata de convertir a Venezuela en un país de ciudadanos cuya única preocupación sea ser productivos y competitivos; no: Venezuela puede seguir siendo una nación cuya gente se preocupe por ser feliz, disfrutar de las relaciones sociales, del clima venezolano, de la rumba, y pare el lector de contar; de lo que se trata es que para dejar de ser pobres en lo económico debemos pensar cómo expandir la producción, la productividad y competitividad del sector que sí genera empleos: el no petrolero.

Los venezolanos somos ricos en lo social y en lo relacionado a la naturaleza, se trata, pues, de pasar la página y discutir sobre lo que tenemos que discutir: el empleo auténtico, único capaz de permitir que Venezuela deje de ser un rico país pobre.

La pobreza extrema se combate casa por casa

-- Plan "Progresemos" comenzó apoyando a treinta familias de Petare y Mariches


Un equipo de "Progresemos" visitó a Yesenia Pinto, de 25 años y con cinco hijos. Un médico evaluó a cada integrante de la familia. La meta es insertarla en el mercado laboral (Oswer Diaz)
DELIA MENESES | EL UNIVERSAL
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En el sector Villa Esperanza del Winche, parroquia Petare, todos son pobres, pero la propia comunidad sabe distinguir cuáles son los habitantes más vulnerables. A este grupo va dirigido el programa social "Progresemos", con el cual la Alcaldía de Sucre comenzó un diagnóstico de las familias del municipio que viven en situación de pobreza extrema. A la fecha están apoyando a 30 familias de Petare y Mariches y para finales de diciembre pretenden llegar a las 50.

Para iniciar el estudio los miembros de Fundasucre, ente a cargo del programa, hicieron una caracterización de cinco tipos de familias. Pero cuando llegan a las casas la realidad siempre los sorprende.

"Algunos grupos familiares no cuadran en ninguno de los cinco perfiles", comenta José Pacheco, quien integra el equipo que visita las viviendas que albergan las situaciones más dramáticas de Sucre.

Como la de Douglas Rodríguez, quien vive con sus tres hijas, a las que ni siquiera ha presentado en el registro civil,y que no conocen la escuela. "En este caso él no ha logrado ni autoconstruirse una casa", dice José Luis López, presidente de FundaSucre. Viven debajo de un conjunto de escombros.

Cada historia es diferente, pero siempre toca los extremos. Visitaron una familia de 21 miembros donde solo trabaja la abuela y otra, donde el jefe del hogar es un niño de 9 años que, montado sobre una perola de manteca para alcanzar el fogón, le prepara el almuerzo a su hermana de 3 años. La madre de ambos está postrada en una cama. Los que viven en pobreza extrema, en la mayoría de los casos, tienen un integrante de la familia con alguna discapacidad o padeciendo una enfermedad crónica.

En la casa de los esposos Rondón León, ubicada en el sector Turumo de Caucagüita, su hijo mayor, Charvel, de 15 años, es epiléptico y para evitar convulsiones depende de un medicamento que cuesta BsF 522 y que le dura ocho días. Su hermana Chantal (8) padece del síndrome de Rett, una enfermedad degenerativa que lleva a una regresión en el desarrollo y que implica un tratamiento costoso en medicinas y alimentación.

Cuando el equipo de "Progresemos" llegó a esta casa, Keny León, madre de los niños, los escuchó con escepticismo. "Aquí han venido tantas veces a ofrecer ayuda, pero siempre son apoyos aislados". Ahora León agradece el contacto directo, que se hayan comprometido con la historia de su familia y elaborado un diagnóstico para apoyarlos en los aspectos que pueden mejorar su calidad de vida. Valora, sobre todo, la comunicación constante y oportuna, principalmente a través de mensajitos de texto.

"Me escriben para contarme que el hijo está hospitalizado, para preguntar dónde pueden hacerse unos exámenes más económicos o para decirme que su hija de 12 años se graduó de sexto grado con uno de los mejores promedios", comenta Daysi Ortega, coordinadora del programa "Progresemos".

La Alcaldía de Sucre se comprometió a costear los medicamentos de los hijos de Keny y la está ayudando a hacer más rentable el pequeño negocio de peluquería que funciona en casa. "No se trata de un programa asistencialista. De la pobreza extrema no se sale con un plan masivo de distribución de comida, dinero o materiales de construcción", dice Ortega.

Yesenia Pinto (25) vive con sus cinco hijos en una vivienda que no tiene tuberías de aguas negras en el barrio El Progreso. Ella recibirá apoyo con la compra de materiales para que pueda trabajar arreglando uñas desde su casa.

Juan Peña Gómez es un caso extraordinario en El Winche. Logró finalizar el bachillerato. En este caso "Progresemos", logró que la Universidad Monteávila lo becara para estudiar administración.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Jimmy Carter: El abismo entre ricos y pobres

Jimmy Carter

El problema más grave y extendido que encara el mundo actual es el creciente abismo entre los más ricos y los más pobres de la Tierra. Sin embargo, nuestros candidatos políticos y actuales dirigentes no afrontan esta cuestión tanto en su dimensión de problema de orden moral como en su aspecto de cuestión preferente en términos deseguridad nacional.

La guerra contra el terrorismo no se puede ganar a menos que dediquemos un mayor esfuerzo a compartir de manera justa los recursos existentes y a responder a las necesidades sociales y económicas mundiales.

En la actualidad, ciudadanos de los países más ricos del mundo son, como mínimo, 75 veces más ricos que los que viven en los países más pobres, y el abismo sigue ahondándose. Esta extrema pobreza se halla íntimamente entrelazada con una más amplia red de problemas que incluye los del terrorismo, la inestabilidad económica y la enfermedad.

Recuerdo que mi esposa Rosalynn y yo estábamos en Mali para tratar asuntos relacionados con el proyecto del Centro Carter de ayuda a los malienses en cuestiones relativas a la planificación del desarrollo. Mali se halla entre los diez países más pobres del mundo. El 91% de su población vive con menos de dos dólares al día. Su tasa de analfabetismo es del 59% y la de mortalidad infantil, de 126 casos por mil.

Mali —país agrícola— no puede salir adelante porque las exorbitantes subvenciones a las enormes plantaciones algodoneras estadounidenses representan en el caso de Mali unas pérdidas muy superiores al monto total de la ayuda que este país recibe de los países ricos. El año pasado los malienses produjeron más algodón que cualquier otro país africano —el algodón es su primer producto de exportación—, pero tuvieron que venderlo con escaso o nulo margen de beneficio para competir con la cosecha estadounidense, fuertemente subvencionada.

Las políticas que aplica Estados Unidos ocasionan graves consecuencias en el contexto de la economía global.

La gente que vive en la más severa pobreza es tan inteligente, creativa y trabajadora como usted o como yo. Pero los países ricos de la Tierra han demostrado una trágica carencia de atención y solicitud hacia las personas que soportan una existencia caracterizada por la extrema pobreza.

Chávez insta a trabajadores a invertir en proyectos petroleros

  • El primer mandatario pidió a los entes gubernamentales a incrementar sus depósitos en la banca pública.
MARIELA LEON | EL UNIVERSAL

El presidente de la República, Hugo Chávez anunció la posibilidad de que los trabajadores públicos participen como inversionistas en proyectos petroleros y de telecomunicaciones.

Dijo el mandatario, a través de VTV, que el Estado podría "abrir la participación, no de la burguesía, sino de los trabajadores para que con sus ahorros puedan invertir" en planes de desarrollo.

Chávez se mostró partidario de que los "empleados públicos inviertan el Faja Petrolífera del Orinoco. La plata la van a tener más segura que tenerla en cualquier banco. Ahora podrán recibir dividendos. Esa es una fuente para captar inversiones del pueblo".

No descartó el jefe de Estado que los trabajadores puedan optar al sector de telecomunicaciones. Confió que el Gobierno -tras el proceso de nacionalización de la Cantv- ya recuperó la inversión.

El Presidente hizo el anuncio en el acto de entrega de certificados de pago a los antiguos ahorristas del Banco Federal, en el Palacio de Miraflores.

El primer mandatario nacional también instó a los entes guberamentales a incrementar sus depósitos en la banca pública.

"Habrá menos razones para que un ministro o un alcalde deposite en la banca privada, no es que está prohibido, pero habrá que darle prioridad a la banca pública".

Anunció también que el Gobierno prepara la creación del Banco Petrolero Venezolano.
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miércoles, 8 de septiembre de 2010

Sergio Fajardo: La violencia destruye las oportunidades de los humildes



Sergio Fajardo Valderrama

La entrevista al esalcalde de Medellín, la segunda ciudad colombiana en población, Sergio Fajardo Valderrama que a continuación se publica fue realizada por el periodista y escritor Boris Muñoz. Fue originalmente publicada en la separata de la Revista Exxito “Los vientos que soplan”.

-Uno de los aspectos que llama la atención del trabajo desarrollado por la alcaldía de Medellín es que antes de abordar lo público se abocó a un intenso proceso de reordenamiento interno de la propia institución de modo que la gestión de la ciudad estuvo en cierta medida subordinada al funcionamiento interno de la alcaldía. Usted encabezó ese proceso, ¿por qué optaron por comenzar a ordenar la ciudad desde adentro hacia fuera?

-Vale la pena que primero explique cómo surgió nuestro movimiento político. Al finalizar el año 1999, conformamos un grupo de personas de diversos sectores reunía intelectuales, ONGs, académicos, asociaciones comunitarias y algunos empresarios de diversos campos nos reunimos y dijimos vamos a participar en la política, porque los políticos son quienes toman las decisiones más importantes de la ciudad.
Hasta ese momento éramos apolíticos, en el sentido de que teníamos una actividad fuera de la política, pero queríamos a la ciudad y la estudiábamos desde sectores y disciplinas muy diversas.
Decidimos buscar el poder para hacer lo que nosotros queríamos, porque aunque siempre tomábamos iniciativas nos quedábamos bloqueados cuando tropezábamos con algún político. Nuestro grupo se convirtió en un movimiento cívico independiente, un movimiento que tiene principios sólidos y coherentes y una propuesta de ciudad.
Ambas cosas las articulamos para desarrollar una gestión diferente a las realizadas por la política tradicional. Este rodeo es solo para ilustrar que lo que hemos venido haciendo durante cuatro años en la alcaldía pasa no solo por la voluntad de cambiar una situación, sino por la forma institucional que hemos querido darle a ese cambio. Esto comienza desde las campañas electorales, en las que se suelen vender intereses y comprometer buena parte de la gestión.
Nuestras campañas fueron totalmente distintas a lo que se había hecho hasta entonces. Como no teníamos estructura partidista fuimos directamente a las personas, una por una. Le gente nos veía como locos: “¿Qué les pasa a estos? No tienen un voto, no tienen un peso y encima dicen que tienen una propuesta para transformar la sociedad”. Llegar a la alcaldía sin haber comprometido ni un solo interés por los votos, nos dio la libertad para cambiar las cosas.

-¿Qué vino después?

-Decidimos que como los recursos públicos son sagrados teníamos que definir lo que para nosotros es la transparencia. Conformamos un equipo cuyos miembros no pertenecen a ningún grupo ni están atados a ningún interés. La transparencia es una forma permanente de rendir cuentas en lo público a través de un plan de desarrollo que ha sido el más discutido en el concejo de la ciudad. Esta actuación está basada en un principio fundamental para nosotros: coherencia. La coherencia se transforma en confianza, de modo que todos los actos y propuestas que hemos hecho públicos los hemos mantenido de manera coherente en el tiempo. Por eso hemos podido desarrollar un estilo distinto y trabajar con base en la meritocracia. Al llegar a la alcaldía por ejemplo no echamos a nadie a la calle. Si hablábamos de educación, pensábamos que todos los maestros son buenos por definición. No actuábamos bajo la impronta de hacer algo solo con el clan político o la cuadrilla de seguidores.

-En gran medida la libertad de acción que manifiestan se debe a que no tienen a un partido político con una clientela a cuestas. Ahora ustedes aspiran a repetir en la alcaldía, de modo que gran parte de esa novedad ya será historia.

-Si, pero lo importante de todo es mantener la coherencia con lo que hemos hecho. Podemos decir que trabajamos por la ciudad y en esa medida todo el que quiera hacer lo mismo será bienvenido, pues nosotros lo respetamos. Medellín tiene muchos problemas para estar dedicándose a las peleas políticas.

-Qué obstáculos encontraron ustedes en esa renovación, aparentemente tan completa y compleja, de la gestión urbana.

-El mayor obstáculo era ganar las elecciones. Todo pasa por el primer día: ¿cómo hacer política? No teníamos recursos económicos ni estructura clientelar, pero razonamos que había que ir donde estaba la gente, en los buses, en las casas, en el estadio, en los jardines, en la iglesia, en los parques, subiendo a los barrios, presentando nuestra propuesta. El discurso más corto que yo echaba era para los taxistas en los semáforos: “Mira -y le entregaba un panfleto- esta es nuestra propuesta. Échale una mirada y si te gusta apóyanos”. Los mirábamos a los ojos y de frente, teníamos esa franqueza y el apoyo de un discurso basado en el conocimiento profundo de la ciudad. Esa es la clave: mantener la relación con las personas y la coherencia entre el discurso y la acción. Así ganamos la confianza.

-Uno de los grandes predicamentos de la política latinoamericana es el abismo que hay entre la retórica de las intenciones y la honestidad de las prácticas. ¿Cómo garantizar que esa confianza esté respaldada en la transparencia?

-Nosotros siempre estamos bajo la lupa.

-¿Quién controla la lupa de la alcaldía?

-Yo, como administrador y garante de la coherencia de los principios. En esto participa mi formación como matemático. El campo de mi formación es la lógica y esa formación que está basada en axiomas matemáticos de alguna forma la traslado a mi forma de gestionar que está basada en entender los problemas y sus relaciones. Así como la lógica tiene unos principios que son como un andamiaje, para operar trabajamos sobre principios. Si, por ejemplo, decimos que los recursos públicos son sagrados es porque son sagrados. De modo que todos los principios del municipio de Medellín pueden ser consultados por cualquier ciudadano. Contrario a la corrupción, que se solapa en la oscuridad, nosotros vamos por la transparencia que equivale a ver, mirar, lo cual siempre es más difícil porque la gente puede plantear las preguntas que se le ocurran.

Una muestra es la forma cómo elegimos 100 nuevos fiscales de tránsito para la ciudad. Hicimos una convocatoria pública en la cual se inscribieron 1200 personas de las cuales se eligieron esas 100. Obviamente, yo pude haber buscado 100 simpatizantes nuestros, gente que sigue nuestro proyecto, pero no le dimos un puesto a nadie, sino que la búsqueda fue transparente. Hemos mantenido los principios y eso es parte de nuestro orgullo porque se expresa en la confianza que nos tiene la gente de Medellín.

¿Por qué? Porque la gente no es boba, siempre está observando y juzgando.

-De sus palabras se desprende fácilmente que la confianza es una piedra angular de la praxis política.

-Vengo del mundo académico y de los académicos siempre se sospecha de incapacidad para gestionar, porque se supone que hay una gran distancia entre la teoría y la acción. Lo que hemos demostrado es que se puede hacer una buena gestión basada en la capacidad de entender y explicarle a la gente las cosas.
Hablando a título personal, como siempre he sido profesor de matemáticas creo que es fundamental poderle explicar a una persona cualquier tema de su interés de la manera más clara y sencilla posible, porque ese es un punto fundamental del respeto. Si uno se toma el trabajo de explicarle a la persona más humilde un tema, identificar la esencia de las cosas y mostrarla, lo cual da a un maestro como yo un enorme gusto, se está conformando un poder. Explique, muestre, señale porque la gente va entendiendo. Ese es nuestro poder, un poder que se pone de manifiesto en realidades tangibles. Medellín es hoy la ciudad mejor administrada de Colombia y la que cuenta con el mejor manejo de recursos. Eso logramos en tres años y medio, sin robarnos ni un peso, poniendo la cara en todos los espacios y sometiendo cada cosa a discusión, aunque eso es muy exigente. Más fácil sería que hubiese alguien que dictara todo a voluntad y que todo el mundo la obedeciera.

-¿Cómo alcanzar un elemento tan deseado -la confianza- a partir de una historia trágica como la de Medellín, la ciudad más violenta de América Latina a lo largo de los años 80 y 90 del siglo pasado?

-Esa realidad tiene muchas etapas, hasta llegar a lo nuestro. Otra vez apelo a mi experiencia como matemático. A mi me gusta pensar que para resolver un problema primero hay que definirlo: ¿qué es lo que voy a resolver? Medellín es parte de una sociedad profundamente desigual. Esas desigualdades generan una buena dosis de injusticia lo que lleva a una gran deuda social acumulada.
Eso no tiene ningún misterio, eso es cierto, lo mismo en Medellín que en Caracas y el resto de América Latina, la región más desigual de la tierra. Eso hay que explicarlo de la manera más clara para que la gente entienda que se está trabajando para resolverlo. En Medellín hay otro problema que nos ha hecho dolorosamente únicos. Desde comienzos de los 80 tenemos una violencia que ha ido echando hondo sus raíces, mucho más de lo que nosotros quisiéramos. Este es un problema muy complejo, porque no es una violencia coyuntural. Así que tenemos dos problemas.
¿Cómo los resolvemos? Esta es la fórmula: hay que bajar la violencia. Pero todo lo que la violencia disminuya hay que convertirlo en un tipo de intervención social para que la disminución de la violencia debe ser sentida por la gente como un aumento de la riqueza en la calidad de vida de la ciudad. Esa es la fórmula y es muy importante expresarla y aplicarla, porque, en el pasado, todo lo que hemos sufrido por la violencia se ha traducido en una carencia mayor de oportunidades para los más humildes, porque la violencia lo que hace es destruir oportunidades de los que no tienen voz. Por eso, nosotros decimos que nuestra fórmula va del miedo a la esperanza. El miedo es la violencia y la esperanza son las oportunidades. Disminuir la violencia a medida que se hacen intervenciones sociales tiene el efecto de un círculo virtuoso: la violencia sigue bajando si a cambio de lo ganado se invierte socialmente. El modo contrario no funciona. Se pueden hacer grandes obras sociales, pero sin un programa de conversión de la violencia en otra forma de socialización, ésta no disminuirá.

-¿Qué intervenciones concretas han tenido mejores resultados la creación de ciudadanía y el desarrollo humano, que es uno de los horizontes de su gestión?

-Lo que mejor funciona es una mezcla de factores. En Medellín, 20% de la educación es privada y atiende a los estratos más altos de la sociedad, mientras el 80% de la educación pública atiende a los estratos más bajos. En términos generales, la calidad de la educación privada es más alta que la pública. Si nosotros no intervenimos ese problema las desigualdades se seguirán ampliando y si el problema de las desigualdades era uno de los que íbamos a resolver más vale que nos miremos en el asunto educativo, porque en el siglo XXI la mayor brecha diferencial es la del conocimiento.
¿Qué hacemos? La calidad de la educación es un proyecto de transformación social y, para mí, es el proyecto más profundo, pues atañe a toda la sociedad. ¿Cómo llevarlo a esa escala entonces? Hay que tener una calidad educativa más alta para toda la ciudad. Todo el mundo debe estar involucrado en la sociedad de la información porque vivimos en un mundo global y, aunque uno quisiera que el mundo fuera de otra manera, ese es otro problema, pero este es el mundo en que estamos y donde nos vamos a morir. La respuesta es garantizar una alta calidad de educación para todos. Así vamos contra las sociedades desigualdades. Sociedad que no pase por ese proceso estará profundizando las desigualdades, porque el cierre de las brechas sociales comienza por el conocimiento.
De ahí pasamos a un segundo punto: construir ciudadanía. En Medellín, como en Caracas, encontramos el fenómeno de la ubicuidad de las rejas. El más humilde, lo mismo que el más poderoso, tiene una reja en su casa y cada quien vive en un pedacito de la ciudad relacionándose solo con quien más se le parece. Cuando sucede por mucho tiempo la relación entre las personas es dominada por el miedo y la desconfianza. Para resolver ese problema nos tenemos que encontrar, nos tenemos que ver y derribar las murallas y de apertura de guetos.

-En todo lo que usted explica hay una notoria coherencia, pero, además, también se percibe un afán de lograr resultados más allá de las agendas ideológicas. No es necesario ideologizarse para producir un cambio.

-Cierto.

-En Venezuela, todo ese discurso estaría revestido por un barniz de socialismo.

-Eso es un problema de ustedes, como venezolanos. Nosotros somos un movimiento cívico independiente con una propuesta de transformación de la sociedad: encontrarnos para construir juntos. Nosotros no estamos contra ningún este o aquel grupo de la sociedad y eso hace la diferencia. Porque en Medellín después de lo que hemos vivido nos tenemos que encontrar para construir, entonces nuestra relación con los demás ha sido invitarlos a construir juntos. No nos podemos a señalar de enemigo a alguien de izquierda o derecha, sin haberle explicado que la calidad de la educación es importante.
Creo que esa forma inclusiva de trabajar es una política del siglo XXI. Hay que hacer las transformaciones sociales buscando los terrenos comunes. Lo que hemos logrado es que la ciudad entera diga esto es de todos nosotros, esto va en beneficio de toda la colectividad, pero si ir en guerra con uno o con otro. Nuestro fin es resolver los problemas y esa es una ideología del siglo XXI.

-Dado que las ciudades son dramas colectivos, un drama que la violencia destruye convirtiéndolo en tragedia, ¿qué hacer para que la gente se sienta vinculada otra vez a la ciudad como hecho colectivo y, por tanto, participe?

-De acuerdo, ese es el reto de la profunda transformación urbana que estamos efectuando. Estamos cambiándole la piel a la ciudad, construyendo nuevos espacios para crear nuevos tipos de encuentro. Eso es muy lindo, porque eso nos pone a trabajar sobre un mapa en el que se identifican de manera precisa donde están las necesidades de la ciudad. Como alcalde he estado en todas esas partes, porque nosotros hacemos la política caminando, estableciendo una relación con el territorio.
En los espacios donde hubo mayor destrucción, estamos construyendo los espacios más bellos del mundo, parques-bibliotecas. Decidimos que fueran parques-bibliotecas y no, por ejemplo, canchas de fútbol, porque a un parque pueden ir hombres y mujeres de cualquier edad. En las bibliotecas no solo están los libros sino también la Internet que es gratis para todo el mundo, está el salón del barrio, la sala de conferencia, el jardín de infancia para niños menores de seis y el centro de desarrollo empresarial zonal que es una red de microcréditos desde el nivel más básico.
¿Por qué hicimos eso? Porque sabemos que la reducción de las desigualdades, además de pasar por la reconstrucción del espacio público y la ciudadanía, está atravesada por el conocimiento. Un espacio para la convivencia asociado con el conocimiento. Y esa es una pauta de nuestra gestión, la solución a esos dos problemas va siempre asociada. Siempre me pongo muy feliz al hablar de esto.
En nuestra ciudad la mayoría de los niños apenas entraba en contacto con la educación a los 6 años, pero mi hijo estaba en recibiendo educación desde el año y medio. Obviamente eso genera una brecha: mi hijo le lleva cuatro años y medio de educación a un niño de un sector con menos recursos, años que son irrecuperables y eso es una injusticia. Pero la injusticia no es que mi hijo reciba educación desde temprano, sino que haya niños que no la reciban. Ahí marcamos una clara diferencia entre derecho y privilegio. La educación no debe ser un privilegio, sino que es un derecho. Eso no lo discute nadie hoy en Medellín. Para dejar eso claro ganamos las elecciones, para eso usamos el poder que nos confirieron.

-Lo que usted cuenta da la idea de que, dentro de todo, Medellín es una ciudad con cierta autonomía de la administración central y que no depende de ésta para planificar y administrar sus recursos.

-Esa es una observación muy válida. En nuestra estructura administrativa, los alcaldes tienen mucho poder, aunque desde luego hay relación con el gobierno central. Tenemos diferencias y puntos comunes con el gobierno de Bogotá, pero nuestra posición es de trabajar juntos en los problemas que así lo ameriten.

-La seguridad es uno de los aspectos fundamentales dentro de la calidad de vida de una ciudad, ¿qué tipo de iniciativas han tomado para mejorar los índices de inseguridad en Medellín?

-Lo primero es ocupar todos los espacios de la ciudad con las autoridades legítimas. No puede ser que haya un barrio donde manden los delincuentes y que sean ellos quien tienen el poder de las armas, el poder de la destrucción y que sean referentes para niños y niñas. Cuando un niño o una niña ve que en la esquina hay un señor con armas y poder, quien ha cometido fechorías, y que, de paso, es el que tiene más plata en el sector, eso es fatal para la ciudad, porque un delincuente no tiene que ser referencia para los más jóvenes, ni para la sociedad.
La policía tiene que garantizar que eso no suceda. Barcelona, que tiene la misma cantidad de habitantes que Medellín, cuenta con el doble de policías. La seguridad es un derecho básico de las personas. Usted puede irse a trabajar con la garantía de que a su hijo no se lo van a malograr. Eso es un derecho básico y no tiene nada especial, ni es de derecha o de izquierda. La seguridad es necesaria, aunque la vida de una sociedad no tiene que girar paranoicamente en torno a este tema. Lo que está claro es que la policía tiene que jugar un papel.

-¿Es la policía de Medellín autónoma?

-No la policía es nacional. Pero trabajamos muy estrechamente porque es crucial que la alcaldía y la policía estén sintonizadas. La policía debe entender que sobre todo debe respetar los derechos de las personas, porque los derechos humanos son una garantía mínima en cualquier sociedad. Los derechos humanos son una garantía mínima que debemos manejar. En ese sentido estamos recuperando terreno, hemos ganado seriedad, compromiso, seriedad y responsabilidad. Por otra parte, la gente debe entender que la policía no es un enemigo público y la alcaldía debe trabajar por ese entendimiento. El otro día celebramos un partido importante de fútbol el domingo del día del padre. Le dimos un agradecimiento público a la policía porque la policía fue parte del desarrollo pacífico del evento. Ella es parte de la caída en el índice de homicidios y hay que reconocerlo.

-También tienen el controversial proceso de desincorporación de los paramilitares que ha levantado mucho revuelo.

-Si, es una decisión del gobierno nacional. Uno de los lugares donde mejor ha funcionado es Medellín. Trabajamos con 4000 personas de la cuales el 10% sabemos que hace trampa, pero con 3600 va funcionando bastante bien. Lo importante es disminuir la violencia, lo que venimos logrando. Hemos tenido un proceso de negociación bastante efectivo con las bandas criminales armadas.

-¿Qué es para usted una ciudad hoy?

-Es un universo acotado en lo físico donde convivimos personas de la manera más compleja posible, lo que plantea el reto fundamental de crear un espacio urbano donde todos como personas nos podamos desarrollar y que ese desarrollo tenga una condición muy especial: que logremos ser ciudadanos y ciudadanas. El individuo se preocupa sobre todo por sus intereses, cosa que es perfectamente legítima, pero el ciudadano es consciente que la ciudadanía depende de la relación con los demás, es decir que tiene intereses comunes con los otros. Eso es.
-La solidaridad es un aspecto central de la ciudadanía.

-Por supuesto; mi realización pasa por la realización de los demás y por la forma de compartir juntos parte de los proyectos de vida.

-Caracas es una ciudad compuesta por cinco municipios y una alcaldía metropolitana. Cada municipio tiene una identidad política particular que afecta la gestión y convierte a la ciudad en un puzzle. ¿Cómo gobernar una urbe con estas características?

-Es un verdadero lío. En Medellín tenemos 10 municipios, pero hay un muy poderoso que es Medellín, del que soy alcalde. Suceden cosas en otros municipios que me mortifican pero sobre las cuales nada puedo hacer. La autoridad metropolitana tiene, por otro lado, la posibilidad de detectar fenómenos de escala metropolitana, por ejemplo el medio ambiente. Pero si a mi me dijeran que van a dividir a Medellín en seis municipios con distintas visiones políticas, yo exclamaría: ¡problemas! Puede haber descentralización, pero tiene que haber una cabeza políticamente responsable por la ciudad.

-Nueva York tiene cinco condados y un solo alcalde.

-Yo creo en eso, con la posibilidad de que existan alcaldías menores para los asuntos locales y parroquiales, pero sin duda tiene que haber una cabeza rectora, porque la ciudad es una sola.

-Como veterano alcalde, que quizá tenga aspiraciones presidenciales, cuál sería la lista básica de lo que un alcalde debe hacer y no hacer.

-Lo primero que un alcalde debe hacer es estudiar bien la ciudad para conocerla. Estudiar es muy importante. Hay una tendencia dentro del mundo político a intentar ganar a toda costa para luego resolver problemas sobre los que no se sabe casi nada. Debe ser a la inversa: para resolver los problemas hay que primero conocerlos. Esto significa, conocer la ciudad.
Segundo punto, la honestidad. La honestidad debe convertirse en transparencia y ese debe ser el primer capital político de un alcalde. Los políticos se han robado, de manera más torpe o más inteligente, gran cantidad de dinero en recursos públicos que son sagrados, porque cada centavo robado de esos recursos significa menos dinero para el desarrollo de oportunidades.
En tercer lugar, un alcalde debe tener una pasión muy grande, creer en lo que está haciendo y querer a la ciudad con el alma, para ser capaz de escuchar todas las voces: desde la más humilde hasta la más poderosa. Nosotros como autoridades tenemos mucho poder, pero escuchar esas voces es lo que le permite a un rodearse de la gente más competente.
Por último, debe mantenerse en contacto permanente con las personas. Todos los problemas, desde el hueco en la calle hasta el alumbrado, pasan por el alcalde y lo que uno haga o deje de hacer se siente. Lo que no debe hacer es todo lo contrario.

-¿Cuál es su ideal de lo urbano?

-Es una combinación del espacio construido para que las personas se puedan encontrar para ser libres y dignas.

-¿Qué papel juega la política en todo esto?

-Sin la política, todo lo demás es paja, pues la política es un medio para lograrlo. Pero todo político debe entender que el fin no justifica los medios. La forma de la política determina el tipo de sociedad que se construye.